martes, 18 de octubre de 2011

Sobre la nada

Y entonces se miró las manos, y las encontró llenas de nada.
Eran manos ajenas, sin marcas ni huellas de trabajo. Manos de un hombre enteramente nuevo.
Que había pasado con toda su fatíga, sus horas en el campo, con sus peleas, sus tajos y heridas.
Todo eso había sido olvidado por sus manos...nada había sucedido entonces.
Corrió hacia su casa, a mirarse en el espejo. Su rostro, su piel curtida por el sol, sus ojos cansados, sus cicatrices...habían desaparecido.
Que nos puede pertenecer entonces cuando nada nos refleja. La noche, el día, la hierba...los olores. Todo lo que formaba parte de su vida se estranguló en un momento...y dejaron de acompañarlo. Era un nadie acompañado de la nada.
Acaso esa casa era su casa? Sí, eso si lo recordaba, pero ya no sentía que le perteneciera. Cuando no somos ni nosotros mismos como podemos tener algo que sea nuestro?
Entendió que el camino era su destino, que nada era mas suyo que su capacidad de ser el mismo de nuevo en nuevos lugares, y que seguramente eso era lo último que iba a perder.
Sus manos y su rostro mostraban un ser nuevo...y tal vez en el camino encontraría también una nueva vida.
_Por lo menos soy ahora sí que soy libre. Dijo sonriendo

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